La canalización es un camino que nos lleva a descubrir nuestro ser más profundo. En ocasiones, lo llamamos “Yo Superior” porque representa la versión más elevada de nosotros en los planos celestiales. A pesar de vivir en la tercera dimensión, donde estamos sujetos a las fuerzas físicas y a las leyes del karma, siempre sentimos una conexión con lo divino en nuestro interior. Al encarnar, no se cierra completamente en nuestra memoria celular el recuerdo de que somos seres estelares, espíritus inteligentes encarnados en un cuerpo físico que experimenta la vida humana.

Es importante destacar la canalización como una herramienta poderosa y noble que nos conecta con nuestra esencia espiritual, nuestra “casa espiritual” a la que podemos acceder en cualquier momento. La separación solo existe cuando permitimos que nuestro ego tome las riendas de nuestra vida y sea el protagonista de nuestro día a día. La buena noticia es que tenemos el poder de transformar nuestro ego en nuestro aliado, reconociendo quiénes somos, conectándonos con nuestra luz interior y volviendo a la fuente divina.